La canción "El Campeón" de Alzate presenta un retrato crudo y emotivo de la lucha interna que enfrenta alguien quien, tras una desilusión amorosa, se convierte en un consumado bebedor. En esta letra, el protagonista reconoce su dolor y se autodenomina "campeón" en un deporte tan triste como es el de ahogar las penas en alcohol. Este giro irónico se repite a lo largo de la canción; aunque se presenta con orgullo, el título de campeón resuena más como una burla hacia su propia situación que como un verdadero motivo de alegría.
Desde los primeros versos, la letra establece el contexto: la partida del ser amado y cómo eso ha llevado al protagonista a refugiarse en las cantinas. Aquí se da inicio a una especie de ritual; cada día es un entrenamiento para reforzar su resistencia al alcohol, un intento patético pero sincero por sobrellevar el dolor emocional que siente. La idea del “despecho” asume un papel central, sugiriendo que este sentimiento negativo debe incrementarse con el tiempo si se quiere seguir lidiando con la pérdida.
El estilo narrativo mantiene una perspectiva en primera persona que crea una conexión íntima entre el protagonista y los oyentes. Este enfoque permite contemplar no solo sus acciones, sino también sus pensamientos más vulnerables. A través de su autodenominado profesionalismo en "el deporte del alcohol", se encuentra atrapado en un ciclo vicioso donde el recuerdo del amor perdido persiste inquebrantable en su corazón. Su lucha no es simplemente contra el alcohol, sino también contra sí mismo y sus propios sentimientos.
Uno de los temas recurrentes radica precisamente en la transformación de la tristeza en una especie de orgullo distorsionado. El protagonista quiere olvidarse del dolor causado por la ausencia del amor, pero termina reconociendo que esa misma guerra no solo lo hace perder amorosamente, sino también a nivel personal. La ironía aquí es palpable: ser campeón significa haber alcanzado lo peor; mientras él espera medallas por su sufrimiento, también reconoce con resignación que es "el perdedor".
A medida que avanza la canción, queda claro que los logros dentro del "deporte" solo lo apropian aún más al sentimiento trágico del despecho. Se convierte casi en cómico cuando menciona las copas y el ron como compañeros incondicionales frente a su soledad –los amigos con los cuales comparte sus lágrimas son sólo botellas vacías sin respuesta ni consuelo genuino.
Alzate utiliza actualmente elementos melodiosos típicos del género regional colombiano para realzar esta herida emocional centrada tanto en lo personal como social, revelando aparentemente cuán común puede ser esta experiencia entre quienes sufren desamores profundos. A diferencia de algunas baladas románticas tradicionales donde prevalece la melancolía dulce o nostálgica, aquí nos encontramos ante una indulgencia desafiante pero desesperanzada ante el propio fracaso sentimental.
En términos culturales y sociales, “El Campeón” lanza luz sobre esas luchas cotidianas vividas por muchos hombres latinoamericanos enfrentados al estigma de demostrar dureza ante pérdidas vulnerables. La canción no solo sirve como un reflejo del hombre herido; también revela patrones arraigados sobre cómo nuestra sociedad lidia con emociones reprimidas y relaciones fallidas.
Lanzada al público en mayo de 2019, esta pieza musical ha encontrado resonancia debido a su sinceridad brutal y humor ácido acerca del desamor moderno. Sin duda alguna, este trabajo empático destaca entre otras producciones contemporáneas al recordar a todos nosotros cuán familiar puede resultar callar nuestra tristeza bajo capas de aparente bravura o desprecio hacia lo efímero e indeseable: aquel amor que nunca fue ni será.