La canción "Soy El Ratón" del grupo Código Fn se presenta como un contundente corrido que ofrece una visión particular de la vida y la identidad de Ovidio Guzmán, hijo del conocido narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán. Publicada el 24 de enero de 2022, esta pieza refleja no solo el legado familiar sino también las complejidades y retos de vivir bajo la sombra del crimen organizado.
Desde el inicio, la letra establece una clara afirmación de identidad: "Soy El Ratón", donde Ovidio se presenta con orgullo y declara su vínculo sanguíneo con su padre. Esta revelación no es solo un hecho biográfico; es una declaración de poder y pertenencia a un mundo en el que la familia y los lazos personales son fundamentales. La introducción menciona su niñez en Jesús María, dando contexto a sus raíces y subrayando cómo su entorno moldeó al hombre que es hoy. Con frases evocadoras, como "de sangre caliente y de acción", el protagonista se retrata como alguien intrépido y decidido.
El tono emocional de la canción oscila entre el orgullo y la melancolía. Ovidio afirma su estatus en el mundo criminal; sin embargo, hay momentos vulnerables cuando habla sobre la ausencia de su padre, lo que introduce un contraste emotivo en medio de la narrativa bravucona típica del género. Aquí es donde resuena una ironía poderosa: aunque aparentemente se encuentra en un pedestal por su linaje e influencia, también carga con el peso del legado familiar, reflejado en su dolor por la separación.
Los motivos recurrentes incluyen lealtad a los amigos y familia, así como una fuerte conexión con su madre; menciones que sugieren que detrás del personaje temido hay una persona sensible que valora profundamente las relaciones interpersonales. Los versos mencionan “respeto” y “apoyo”, elementos cruciales en este microcosmos donde las relaciones son tanto un signo de fortaleza como de vulnerabilidad.
A lo largo del corrido, Ovidio también hace referencia a situaciones polémicas como el “Culiacanazo”. Este evento fue significativo pues marcó uno de los enfrentamientos más notorios entre fuerzas gubernamentales y grupos criminales. En este sentido, emite disculpas por haber priorizado la vida de sus hijas ante situaciones violentas, lo cual humaniza al protagonista; muestra un lado paternal lejos del típico estereotipo violento asociado a los narcotraficantes.
La habilidad lírica para comunicar estos sentimientos encontrados refuerza el estilo característico del corrido moderno: más allá de glorificar al narco o afirmar violencia gratuita, hay un intento palpable por narrar vivencias complejas que entrelazan orgullo con pesar. Su frase final sobre "seguir adelante" encapsula ese espíritu resiliente; captura esa lucha constante entre lo personal e impersonal en su existencia diaria.
Musicalmente, Código Fn combina elementos tradicionales del corrido mexicano junto con influencias modernas para crear una atmósfera envolvente que complementa perfectamente las letras cargadas emocionalmente. Este enfoque permite al oyente sumergirse inmediatame a into interests of characters within these tales and the often chaotic world they navigate.
En comparación con otras obras dentro del mismo género o incluso otras canciones dentro del catálogo musical involucrando personajes relacionados con el narcotráfico—como aquellas interpretadas por Los Tucanes de Tijuana o Grupo Frontera—"Soy El Ratón" destila una voz singular gracias a su enfoque casi autobiográfico que brinda profundidad al personaje central.
Por último, considerar los contextos culturales bajo los cuales estas canciones emergen pone aún más interés a este tipo de narrativas; vivimos tiempos donde historias sobre el crimen organizado resaltan tensiones sociales profundas presentes en México. Así mismo, temas relativos al honor familiar frente los embates legales contribuyen a forjar imágenes complejas respecto del papel desempeñado tanto por quienes generan estas letras como por sus figuras protagónicas.
En resumen, "Soy El Ratón" trasciende ser únicamente un himno narco; se erige como reflexión intensa sobre identidades cargadas por legados difíciles e imperativos familiares dentro de escenarios violentos pero poéticamente tratados mediante los acordes vibrantes propios del corrido contemporáneo.