La canción "Tanto por hacer" de La Pantera, en colaboración con artistas como Nach y SFDK, es una reflexión profunda sobre el crecimiento personal y la perseverancia. Publicada en septiembre de 2024 en el álbum "Una semana increíble", esta pieza se adentra en la complejidad de la vida del rapero, expresando tanto sus luchas como sus logros.

Desde el primer verso, el protagonista establece un tono desafiante, afirmando su dedicación a desarrollar su talento sin importar las opiniones externas. Las referencias a Sevilla y a otros artistas como Zatu refuerzan su conexión con la escena musical española. Esta mención geográfica no solo sitúa al oyente en un contexto concreto, sino que también muestra un sentido de pertenencia a una comunidad artística. La alusión a "Silicon" destaca las aspiraciones del protagonista, comparando la creatividad e innovación del rap español con lo que representa Silicon Valley para la tecnología. El uso de marcas como Louis Vuitton introduce una discusión sobre superficialidades versus lo significativo; aquí se cuestiona qué realmente otorga valor al individuo.

La letra también refleja un proceso emocional complejo. El protagonista parece haber pasado por momentos difíciles y reconoce abiertamente que ha tardado más tiempo que otros en alcanzar determinadas metas. Sin embargo, este viaje lo ha hecho más robusto; reafirma que las dificultades son parte integral de su desarrollo personal: “El tiempo de Dios es perfecto”. Esta frase resuena con un sentimiento de esperanza y fe, mostrando cómo utiliza su espiritualidad como pilar motivacional frente a los retos.

En cuanto a los temas centrales, el deseo constante de superación se repite a lo largo de la canción. Frases como "quedan millone' de cosa' por hacer" enfatizan que siempre hay espacio para crecer y aprender; eso es lo que motiva al protagonista diariamente. Este impulso incesante está inmerso entre las capas de letras cargadas emocionalmente que abordan desde ilusiones perdidas hasta gratitudes hacia aquellos que le apoyan.

El tono emocional oscila entre la determinación y los toques melancólicos. A través del uso efectivo de imágenes vívidas—"pido agua y les mando el diluvio”—se muestra un fuerte sentido del poder creativo del protagonista para transformar situaciones adversas (y también momentos triviales) en experiencias significativas. Además, la inclusión puntual del contexto histórico (“el mismo niño que en 2022 vivía traba'o”) ancla este viaje al tiempo presente del oyente, sugiriendo que todos enfrentamos desafíos similares independientemente del lugar donde nos encontremos.

Al profundizar aún más en los mensajes ocultos e irónicos presentes, uno puede percibir un desencanto evidente sobre la industria musical misma: "la industria pa' chupar polla', la fama pa' chupar polla". Este comentario mordaz resalta no solo las trampas y superficialidades dentro del mundo de la música, sino también cómo el verdadero arte muchas veces está eclipsado por intereses comerciales espurios.

"Tanto por hacer" se convierte así no solamente en una declaración acerca del movimiento hacia adelante—un mantra personal—sino también en una crítica a aquellos aspectos desalentadores relacionados con relaciones personales y profesionales dentro del universo artístico. En totalidad, esta canción no solo refleja un mensaje universal sobre perseverancia ante las adversidades, sino también una invitación directa al oyente para abrazar sus propias luchas internas mientras se acerquen hacia sus objetivos soñados gracias a esa pasión constante por crear arte significativo.

En conclusión, "Tanto por hacer" encapsula unas vivencias profundamente humanas dentro de encuadres crudos pero poéticos hispanohablantes; lleva consigo un estatus casi reflexivo donde cada palabra tiene peso propio —una obra maestra contemporánea digna no solo de ser escuchada sino entendida desde dentro hacia afuera.

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