"Siete son" de Las Musas del Ecuador es una canción que invita al oyente a explorar diferentes facetas de la vida y a reflexionar sobre diversos aspectos culturales y sociales. A través de su letra, la canción utiliza el número siete como un eje central que hilvana distintos temas y simbolismos.

La repetición del número siete en los versos iniciales —"Siete son / Los pecados capitales / Siete son / Los días de la semana / Siete son / Colores del arcoíris"— evoca una sensación de misterio e intriga. El número siete ha sido históricamente cargado con vastos significados simbólicos y culturales; desde la perfección divina hasta estructuras fundamentales de la vida cotidiana. Hay algo metafísico y casi místico en cómo se describe el siete, sugiriendo que hay algo más allá de lo tangible, algo difícil de descifrar.

La letra prosigue mencionando "las mujeres de don Carlos", introduciendo el elemento personal dentro del marco simbólico del siete. Aquí, podemos interpretar que estas mujeres representan aspectos variados y complejos dentro del contexto personal o social del 'don Carlos'.

A continuación, la canción da un giro hacia una crítica social directa cuando menciona al “hijo de tuta”. La expresión "hijo de tuta" sirve aquí tanto para criticar como para caricaturizar a una figura autoritaria e injusta en el contexto laboral: alguien que es gerente y maltrata a sus empleados mientras disfruta de beneficios materiales —un escenario común en muchas realidades laborales.

Los versos "Con esta vida tan perra de estar jornaleando la voy a acabar / Ya no aguanto este tarado le tengo un fastidio no puedo tragar," revelan una fuerte carga emocional e insatisfacción con las condiciones laborales opresivas. Esta sección ofrece una ventana hacia las luchas diarias del trabajador promedio bajo jerarquías exigentes e indiferentes, transformándolo en una pieza contundente sobre injusticia laboral y disparidad social.

En el coro enfocado en "el hijo de tuta", notamos una mezcla satírica al enumerar sus posesiones materiales, resaltando así el contraste entre su ostentoso estilo de vida y las penalidades económicas a las que somete a otros.

Más adelante, la lírica introduce otro tema: la locura. Se juega deliberadamente con distintas nociones sobre lo que significa ser loco: desde figuras atolondradas hasta aquellos astutos disfrazados bajo un manto aparente de irracionalidad —“El loco que es varadero / Es aquel que come miel / Es aquel que no siente frio". Este enfoque podría sugerir críticas adicionales hacia comportamientos sociales aceptados o impuestos por contextos externos.

Finalmente, el coro “De músico, poeta y loco todos tenemos un poco” cierra con una nota afirmativa reconociendo esas cualidades inherentes dentro del ser humano. Estos tres arquetipos —músico, poeta, loco— están dotados culturalmente como personas creativas e incomprendidas pero necesarias para enriquecer el tejido social reflejando humanidad intrínseca diversidad subjetiva individualidad compartida universalmente experiencias comunes contradicción mismas formas artísticas emociones intensas sensibles caos orden bajo apariencia extravagancia sabiduría intuitiva subyacente finalmente aceptación celebradas plenitud existencia pesar desafíos criticidades present explicación intelectual única hacerlo bello arte mismo caótico entender plenamente vivir abrazándola totalidad parte todo bien entendido mirada sagrada cotidiana profana vana explicarme siento mejor vivo cada día ritmo creaciones musas infinitud infinito corto texto vivo cause disfrutéis tanto leyendo escribiendo ricas experiencias caras risueñas compartir movimiento ¡Las Musas!

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