La canción "Quiero" de Robert Tiamo, que cuenta con la colaboración de HORUS, es una obra que destaca por su sincera expresión de anhelos y reflexiones personales. Publicada en 2019, este tema encierra un profundo significado en cada una de sus estrofas. La letras reflejan un viaje emocional donde el protagonista expone su deseo por mejorar tanto su propia vida como la de sus seres queridos.

Desde el inicio, la canción introduce al oyente a un ambiente íntimo y cotidiano; comienza mencionando su llegada a un estudio de grabación a las tres en punto. Esta imagen establece una conexión con el proceso creativo y prepara el terreno para una introspección sobre lo que significa para él ser artista. El protagonista no busca ajustarse a las expectativas ajenas ni someterse a los criterios impuestos, sino más bien encontrar libertad y autenticidad en su música. Esto se ve subrayado por frases que refieren experiencias pasadas cargadas de críticas y malentendidos: "He recibido insultos por cantar para mujeres". Aquí emerge una crítica social hacia aquellos que menoscaban expresiones artísticas genuinas en función del género o temática.

Uno de los temas recurrentes es la noción de informalidad asociada al arte mismo; “indiscutiblemente el arte es un juego cariño” resuena como un mantra vitalista donde la creatividad se hace evidente en formas lúdicas pero serias. Este tono festivo contrasta con momentos más profundos donde expresa su deseo por mejorar las condiciones de vida no solo propias, sino también las de su madre e hija: “Quiero... que mamá viva tranquila”. Esta línea representa esa dualidad entre ambición personal y responsabilidad familiar.

El uso del lenguaje coloquial y placentero añade cercanía al mensaje global de la canción. Las referencias culturales —como bailar "como Ronaldinho" o citar a Homero Simpson— humanizan al protagonista y hacen accesibles sus deseos más profundos. Es interesante observar cómo estos íconos representan alegría y despreocupación, cualidades que él busca recuperar o preservar en medio del caos social contemporáneo.

El recurso recurrente del "quiero" actúa como un latido emocional constante; cada repetición se convierte casi en una afirmación catártica, resonando un deseo instintivo inesperadamente poderoso. Aquí se desvela no solo lo material —un coche clásico o devolver tiempo— sino también aspiraciones intangibles como paz interior y felicidad colectiva: “Una tierra sin frontera es parte de lo que… quiero”.

A medida que avanza la letra, empieza a vislumbrarse una crítica más amplia hacia nuestra especie moderna: “A dónde va ir a parar este mundo / Si la especie que lidera es esclava de su dinero”. Esta última destila frustración ante una sociedad consumista donde prevalece el dinero sobre valores humanos esenciales como la empatía y el amor. El protagonista parece demandar cambios urgentes pero sin perder la esperanza en los aspectos positivos que aún pueden surgir del propio entorno comunitario.

La colaboración con HORUS añade otra capa interpretativa al mensaje general; juntos elevan voces que claman desde diferentes realidades pero comparten la misma lucha contra injusticias sociales cotidianas.

En suma, “Quiero” puede leerse como un poema repleto anhelos contrastantes entre sueños banales y aspiraciones espirituales profundas. Al final, hay una invitación latente hacia un compromiso afectuoso con uno mismo y los demás. Robert Tiamo logra así no solo expresar sus deseos personales sino también conectar con luchas universales, haciendo sentir a quienes escuchan que ellos mismos pueden alcanzar esas metas comunes aunque todo parezca complicado o distante. La visión esperanzadora evoca tanto optimismo como reflexión sobre nuestra realidad colectiva, convirtiendo esta pieza musical en algo mucho más significativo dentro del paisaje actual de la música contemporánea hispana.

Canciones de Robert Tiamo

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