La canción "Dicen (Berlin Session)" de Álvaro Soler se presenta como una reflexión sobre el tiempo, las expectativas sociales y la autenticidad personal. Publicada en noviembre de 2024, la pieza se enmarca dentro del pop contemporáneo, un género que permite al artista jugar con melodías accesibles mientras transmite mensajes profundos y personales.
Desde el inicio, la letra establece un contraste entre lo que "dicen" los demás sobre cómo debería ser la vida y la perspectiva más pausada y reflexiva del protagonista. "Dicen que la vida es corta, hay que vivirla ya", sugiere una presión social para apresurarse a disfrutar de cada momento. Sin embargo, el protagonista añade con sinceridad: "Pero a mí no me va tanto la velocidad". Esta frase encapsula un dilema emocional moderno: vivir según lo que los demás dictan o seguir el propio ritmo. A través de esta tensión, Soler nos invita a cuestionar nuestras propias prioridades en medio de un mundo lleno de ruido y opiniones ajenas.
El uso repetido de “dicen” crea una sonoridad casi obsesiva; parece reclamar atención hacia esas voces externas que muchas veces pueden nublar nuestro juicio interno. En contrastre con este contexto social, se erige el deseo íntimo del protagonista expresado en líneas como “Y ahora estamos tú y yo solos en la habitación”. Este refugio emocional resalta la importancia de encontrar momentos de conexión auténtica donde los dictámenes sociales quedan relegados ante el valor del amor y el sueño compartido. La habitación se convierte en un símbolo protector donde las preocupaciones del mundo exterior no pueden interrumpir esa paz momentánea.
A continuación, surge una poderosa declaración: “Quiero que el rencor pierda memoria y no haya nada que envidiar./ Quiero que entendamos que la guerra nunca podrá ser en nombre del amor”. Aquí Soler toca temas universales como el perdón y la aceptación. Expresa un deseo profundo por un futuro sin rencores ni divisiones — valores necesarios para cultivar relaciones significativas. Al proponer que las disputas no deben servir al amor, refuerza su llamado a abandonarse al sentimiento puro frente a conflictos inevitables.
A medida que avanza la canción, escuchamos al protagonista reafirmar su identidad: “Digan lo que digan solo yo sé quién soy.” Este verso resuena con fuerza en un mundo saturado de influencias externas — redes sociales, expectativas familiares o culturales — despojando al individuo de su esencia única. La narrativa conecta así con una búsqueda interna hacia el autoconocimiento y propone abrazar esa verdad personal por encima de todo.
El tono emocional oscila entre la melancolía contemplativa y una resolución esperanzadora. La transición entre estas emociones se logra mediante una musicalidad envolvente, caracterizada por ritmos suaves entrelazados con momentos más dinámicos e intenidos durante los estribillos. Esto refleja eficazmente las distintas etapas del viaje emocional descrito por Soler.
Además del mensaje relatado desde su propia vivencia personal, esta obra puede compararse con otras canciones de Álvaro Soler donde también explora temáticas sobre el amor verdadero y las relaciones auténticas, aunque aquí enfoca más crudamente las presiones sociales modernas. Su estilo fresco destaca por mezclar lírica sincera con melodías pegadizas, convirtiendo mensajes complejos en experiencias auditivas accesibles para todos.
Finalmente, "Dicen (Berlin Session)" sirve como recordatorio para tomarnos un instante ante nuestras vidas enfocadas hacia metas impuestas por otros y regresar a ese núcleo esencial compuesto por nuestros deseos genuinos e interacciones humanas significativas. Así vemos representada una experiencia emocional rica donde cada oyente puede hallar matices propios hechos eco entre notas alegres pero también meditativas.Disposemos sencillamente entonces a escuchar lo oculto detrás de sus harmonías con atención plena a los sueños compartidos por todos nosotros.