Strokin de Kevin Gates

La canción "Strokin" de Kevin Gates, incluida en su álbum "Stranger Than Fiction", es una obra que explora la intimidad y la sensualidad desde una perspectiva cruda y explícita. Con un estilo característico del rap contemporáneo, Gates aborda el deseo sexual de una manera directa, a menudo utilizando un lenguaje que puede resultar provocativo y atrevido. Publicada en 2013, esta pieza musical se adentra en temáticas relacionadas con la conexión física y emocional entre dos personas, mostrando una faceta del artista que desafía convencionalismos.

Desde el primer verso, el protagonista establece un tono de confianza desinhibida al insinuar cómo el simple llamado de su pareja funciona como un vínculo inmediato entre ellos. La repetición de frases como “stroking in slow motion” no solo enfatiza la naturaleza delicada y contemplativa del acto sexual que describe, sino que también crea una sensación casi hipnótica en la narrativa. A través de imágenes vívidas e insinuaciones sensuales, el protagonista invita a los oyentes a experimentar ese instante íntimo junto con él.

Es interesante notar cómo Gates combina su lenguaje explícito con momentos más tiernos durante la canción. Frases como "kissing in the car" muestran instantes de vulnerabilidad en medio del desenfreno físico. Esto invita a reflexionar sobre el deseo no solo como un acto carnal sino también como una forma de conexión humana, donde cada beso y roce tiene su peso emocional. Sin embargo, también hay una contradicción evidente: mientras es sincero acerca de sus intenciones físicas ("I know you know what's that about"), deja claro que no está buscando algo más allá del placer compartido.

Otro aspecto notable en "Strokin" es su uso del hip-hop para introducir temas menos tradicionales en el género, como la exploración abierta y sin tabúes sobre la sexualidad. El tono provocador choca ligeramente con las interpretaciones más románticas típicas del amor o el deseo en otras canciones dentro del mismo estilo musical. Esta dualidad refleja tanto la realidad cruda como los anhelos efímeros que surgen durante encuentros fugaces

En términos introspectivos, escuchar esta canción puede evocar sentimientos encontrados; por un lado se siente la exaltación pura y superficial del deseo físico; por otro lado surge una reflexión sobre cómo esos momentos pueden estar cargados de significado personal o simbólico para quienes los viven. Esto lleva a preguntarse cuál es realmente el impacto emocional detrás del encuentro físico: es solo pasión o hay más debajo de esa superficie ardiente?

Kevin Gates utiliza imágenes poéticas sutilmente mezcladas con metáforas explícitas para explorar diversos matices del acto sexual. Desde describir acciones físicas hasta referirse al contexto social donde se desarrolla esa intimidad (como los guiños a situaciones cotidianas relacionadas con salir o ligar), proporciona profundidad al contenido aparentemente banal e invita al oyente a reconocer esas pequeñas interacciones humanas.

El impacto cultural de "Strokin" no debe ser subestimado; al abordar directamente temas tabú sobre sexo desde la voz masculina dentro del rap —a menudo dominado por narrativas más agresivas o machistas— ofrece otra cara muchas veces oscurecida por estereotipos patriarcales dentro del género.

A través de "Strokin", Kevin Gates reafirma su habilidad para alternar entre lo visceral y lo poético, acercándose así a diferentes aspectos emocionales implicados en las relaciones modernas mientras provoca conversaciones sobre las dinámicas sexuales actuales sin evasivas ni adornos innecesarios. Así pues, esta canción resonará tanto en aquellos que busquen conectar profundamente hasta aquellos dedicados exclusivamente al placer momentáneo.

Esta complejidad es lo que convierte a "Strokin" no solo en un tema pegajoso para disfrutarlo en diversas ocasiones sociales, sino también en un discusión relevante dentro del panorama musical contemporáneo relacionado con el concepto amplio y multifacético de las relaciones personales y sexuales.