"Voces" de Ruth Lorenzo es una canción que se erige como un himno de fuerza y resistencia, características que la distinguen en el panorama del pop actual. Publicada como parte de la campaña "Cadena 100 por ellas", destinada a apoyar a mujeres en su lucha contra el cáncer de mama, la canción encierra un profundo mensaje de unidad y esperanza.
La letra abre con una escena intensa y realista, describiendo una situación inesperada: "Inesperado y sin avisar, corren las horas, ya no hay vuelta atrás". Aquí, Lorenzo captura ese instante en el que la vida puede cambiar radicalmente, dejándonos sin respuestas. La repetición de "empiezo a caer" remarca esa sensación de inevitabilidad y vulnerabilidad ante lo desconocido.
A continuación, la artista se adentra en emociones más profundas e introspectivas. Los versos "Si estas cuatro paredes pudieran hablar, te contarían que aún no quiero intentar” sugieren una especie de confesión silenciosa que solo el entorno cercano puede entender. La mención a "cuatro paredes" confiere un sentimiento claustrofóbico, simbolizando quizás el aislamiento emocional o físico por alguna adversidad. Pero también hay un destello de esperanza: “Y será cuestión de fe, pero empiezo a creer”.
El coro emerge con poder al enfatizar la unión colectiva: "Voces que solo juntas pueden cantar". Estas palabras elevan un mensaje sobre la importancia del apoyo mutuo para superar cualquier obstáculo. La idea central gira alrededor del poder comunitario; cuando se enfrentan dificultades enormes, unir fuerzas no solo es vital sino transformador.
En su vertiente musical y lírica, la canción es rica en símbolos esperanzadores. Habla sobre seguir adelante “contra corriente ante la adversidad”, evocando imágenes de perseverancia inquebrantable. La frase “muy lento dentro de mí la música empieza a latir” sugiere un renacer interno a través del arte y el espíritu humano.
Avanzando hacia el puente donde se incita al oyente con frases como “Vive, ríe, siente/Sueña.../Sigue, lucha, ama/Crea.../Llora," Ruth Lorenzo fomenta un vínculo profundo entre estos actos humanos básicos pero significativos. Es una invitación empática y temporal hacia todas las dimensiones emocionales por las que atravesamos durante tiempos difíciles.
Visualmente e intuitivamente hablando sobre esta pieza única: desde los acordes iniciales hasta el crescendo resonante del final rugiente similar al mensaje mismo – apasionante e imbatible contra todo pronóstico-, sentimos también una cohesión amplificada en audio-video mediante dirección narrativa sublímemente ajustada.
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