La canción “Dimensions of thy unforgiven sins (part ii)” de Abigor es una pieza evocadora que sumerge al oyente en un mundo oscuro y lleno de emociones intensas. Publicada el 15 de diciembre de 2011, este tema forma parte del estilo distintivo del grupo, que se sitúa en el género del black metal. Abigor, conocido por su habilidad para combinar elementos líricos complejos con composiciones musicales contundentes, ha establecido un tono sombrío y reflexivo a lo largo de su carrera.
El significado de la letra gira en torno a la lucha interna y el desamor, intercalando sentimientos de traición y deseo. El protagonista parece estar arraigado en una dualidad amarga: su amor queda entrelazado con una sensación abrumadora de sufrimiento. La imagen de “alcanzar tu alma desde la tumba” sugiere un anhelo desesperado por reconectar con alguien perdido, mientras que la frase “no voy a entregarte mi corazón” indica una resistencia profunda marcada por una decepción característica del amor fallido.
A medida que avanza la letra, se puede discernir un tono cargado de ira y desdén hacia la persona amada. Al describirla como una “puta maldita”, el protagonista transita por el camino del desprecio hacia lo que fue alguna vez veneración. Este uso del lenguaje no solo revela emociones crudas sino que también pone de manifiesto las luchas existenciales a las que muchas personas se enfrentan después de experimentar un dolor desgarrador en relaciones pasadas.
La letra también hace referencias a un viaje espiritual, usando imágenes como “mis alas agitan el polvo iluminado por la luna”, creando una ambientación casi sobrenatural donde puntos extremos entre la vida y la muerte se entrelazan. La escena se sitúa dentro de un “bosque de lobos”, simbolizando tanto el hogar como el propio infierno del protagonista donde sus deseos inalcanzables residen eternamente.
Un tema recurrente es la irreversibilidad del tiempo: menciones como “la rapidez del tiempo es una broma para mí” resaltan cómo los recuerdos perduran aunque hayan sido compañerismos efímeros. Hay aquí una visión trágica donde incluso los momentos placenteros quedan destruidos por el peso del rencor; así se establece un paralelo entre lo físico —el sabor en sus labios— y lo emocional —el lamento presente—.
Emocionalmente, esta obra juega con la desesperanza combinada con un apego casi fetichista al dolor pasado. La voz proviene claramente del protagonista quien reflexiona sobre sus propias experiencias, inundadas por sentimientos contradictorios que oscilan entre pasión ferviente y herida cruda.
Esta canción puede ser comparada con otras obras conceptuales dentro del universo black metal donde habitualmente predomina este tipo de narrativas intensas acerca del amor perdido o no correspondido. Aunque cada artista aporta diferentes matices sonoros a su producción lírica, Abigor logra dotar a su música con ese aire trágico característico mediante elaboradas piezas líricas complementadas por guitarras distorsionadas y ritmos agresivos propios del genre.
En cuanto a su impacto cultural cuando fue lanzada, esta pieza encarna bien las tensiones relativas al noir romántico presente en muchas formas artísticas contemporáneas, donde resuenan gritos mudos e historias ocultas detrás ausencias eternas. La diversidad subyacente dentro del black metal permite crear estos relatos catárticos cumpliendo no solo funciones estéticas sino también psicológicas para quienes buscan resonancia en sus propias vivencias personales.
Este tipo musical siempre dejará huellas profundas en aquellos dispuestos a escuchar más allá de las notas; Abigor logra hacer eco realista en las miserias humanas reproduciendo conforme este sentido combativo-tortuoso amado-odiado reflejado ya sea online o off-line tanto hoy como ayer.