La canción "De los Pagos del Tiempo" de Almafuerte, inscrita en el álbum "Mundo Guanaco", es una pieza que resuena con los ecos de la identidad y las vivencias del hombre argentino. Tanto los versos como la interpretación musical reflejan la esencia de la cultura gauchesca, combinando un profundo análisis existencial con una poética arraigada en la tierra.
Desde el principio nos encontramos ante un viaje introspectivo. La frase inicial, "De los pagos del tiempo me he llegado", evoca no solo un desplazamiento físico, sino también emocional. El protagonista parece hacer referencia a su historia personal y colectiva, donde los "pagos" simbolizan las raíces, aquellos lugares que llevan la carga de las memorias y del sufrimiento acumulado a lo largo de la vida. Esto se traduce en una búsqueda constante por encontrar sentido en sus propias experiencias —"brindar el resuello de un sentir"— indicativo de su deseo por conectar con su esencia más profunda.
El tono melancólico es palpable a lo largo de toda la letra. Con metáforas relacionadas al paisaje rural —"en los campos de nadie pastorear"— se subraya una soledad existencial, reforzada por imágenes que evocan abandono y desolación. Aquí, el protagonista asume el papel tanto de pastor como de cuidador de esos sentimientos olvidados; sin embargo, existe una lucha interna contra el dolor representado por las "vergüenzas cansadas".
A medida que avanza la letra, surgen momentos reflexivos evidentes. Cuando se menciona "masticándome el alma", hay una integración entre el proceso interno y una lucha externa constante. Esta repetición no es casual; enfatiza el desgaste emocional presente en cada paso hacia adelante. El uso del término “mascar” implica un trabajo arduo e incómodo que debe realizarse para asimilar todas las cargas emocionales acumuladas.
Asimismo, hay un sentido esperanzador que penetra en medio del pesimismo: frases como "nunca digan que es nunca" sugieren un anhelo por mantener viva la esperanza incluso ante situaciones adversas. Es un recordatorio de que la resistencia está alineada con vivir plenamente: si bien “la duda se agranda”, este crecimiento no necesariamente implica rendirse; al contrario, puede convertirse en motor para seguir adelante.
Desde una perspectiva emocional, esta canción maneja tonalidades dilatadas entre lo nostálgico y lo combativo. El protagonista habla desde su experiencia personal —una narrativa en primera persona— gestionando duros recuerdos pero también aspiraciones futuras como si estuviera inmortalizando sus propias batallas frente a sucesos desgarradores.
Si contextualizamos esta obra dentro del repertorio musical argentino contemporáneo, podemos notar cómo Almafuerte encapsula esa dualidad presente dentro del rock nacional: orgullo e identidad versus lucha individual y colectiva. Comparado con otros exponentes del género, tales como Los Piojos o La Renga, ambos fusionan raíces folk con sonidos rockeros desenfrenados; sin embargo, Almafuerte logra generar esa conexión profunda a través de letras intricadas que apelan directamente a las fibras más sensibles del ser humano.
En cuanto al impacto cultural al momento de su lanzamiento, "De los Pagos del Tiempo" resuena intensamente entre quienes buscan visibilizar su propia historia dentro del entramado social argentino actual; acompaña movimientos hacia reivindicaciones personales y colectivas sobre identidades. Es un canto popular potente cuya sonoridad puede trasladar al oyente a resonancias universales sobre sufrimiento humano e incómoda belleza.
Así pues plantea varias preguntas: Hasta dónde llegaremos persiguiendo nuestras verdades? Es posible reconectar con nuestra esencia ancestral mientras habitamos contextos moderno tan distantes? Como soporte poético-musical para estas indagaciones vitales emerge esta poderosa composición donde cada verso revela capas infinitas sobre vivir verdaderamente.