Érase una Bestia de José Madero

La canción "Érase una Bestia", interpretada por José Madero y parte de su álbum titulado "Sarajevo", presenta una exploración intensa del dolor, la soledad y un oscuro desenfreno emocional. A través de sus letras, el protagonista parece sumirse en una lucha interna que refleja la pérdida y la búsqueda de un sentido en medio del caos. La introducción de frases como "el sueño ya se marchitó" y "hace unas horas murió Dios" establece desde el comienzo un tono melancólico y desencantado. Este lenguaje pone de manifiesto una ruptura con la esperanza, sugiriendo un estado anímico crítico que se ahonda con cada verso.

El protagonista parece atravesar un proceso profundo de desolación, donde las experiencias negativas son casi valoradas por su crudeza. Frases como “creo que así de oscuro me gusta” resaltan una aceptación casi retadora ante su sufrimiento, lo cual puede interpretarse como una forma de resistencia o incluso resignación a su destino. Aquí, hay una contradicción intrínseca: aunque hay dolor, también hay un tipo peculiar de satisfacción que se encuentra en ese abismo emocional. El uso reiterado del término "me gusta" es irónico; el protagonista parece deleitarse en su propia desgracia mientras se aferra a la figura amada que representa tanto refugio como tormento.

A medida que avanza la canción, se vislumbra simbólicamente el deseo destructivo en los versos que invocan acciones violentas hacia sí mismo y hacia otros - “pégame con el puño”. Esto puede ser visto no solo como una expresión literal sino también como un reconocimiento del deseo por sentir algo real, aunque sea a través del dolor físico. Hay un juego complejo entre amor y autodestrucción, donde el vínculo con la otra persona ferralla los límites saludables del afecto.

Hay momentos en los cuales lanza críticas a sí mismo al mencionar haber perdido su corazón: “comoquiera no le daba uso”, lo cual habla al desinterés previo sobre sus propias emociones hasta ese punto crítico donde ya no puede ignorarlas más. La relación entre ambos protagonistas es tumultuosa; él experimenta empatía pero también distanciamiento cuando muestra desprecio ante el sufrimiento ajeno: “te veo ahogándote y no me gusta”, indicando una parálisis emocional donde sabe lo negativo que implica esa conexión pero a su vez siente fascinación por ella.

La música de Madero juega además con elementos melódicos oscuros para acentuar ese contraste lírico entre vacío y plenitud destructiva. Su estilo fusiona rock alternativo con texturas pop contemporáneas, creando un ambiente sonoro acorde a la angustia presentada en las letras. De esta manera consigue transmitir visualmente esa mezcla salvaje entre deseo e imposibilidad.

“Érase una Bestia” encierra temas recurrentes acerca del amor disfuncional, la negación ante la propia fragilidad y cómo estas tantas veces pueden llegar a ser exaltadas hasta convertirse en formas exóticas de cultos personales hacia relaciones tóxicas. En este marco cultural contemporáneo donde se exploran cosas tan humanas como vulnerabilidad y poder destructivo asociados al amor, Madero presenta su visión audaz sobre aquellas pasiones infernales que recorren nuestras vidas cotidianas.

En conclusión, José Madero ha llevado sus habilidades líricas a otro nivel con esta pieza cautivadora donde invita al oyente no solo a entender su angustia sino también a reflexionar sobre las decisiones tomades en el nombre del amor; decisiones que muchas veces nos empujan al abismo o nos dan valor para enfrentarlo todo aunque cueste aceptar nuestra verdadera naturaleza humana: compleja e imperfecta.