La canción "El Estribillo" de Quevedo, lanzada como parte del álbum "Buenas Noches", nos sumerge en una reflexión íntima sobre el amor, la pérdida y la nostalgia. Quevedo es conocido por su estilo sincero y directo, y en esta pieza musical logra capturar la esencia de una relación tumultuosa que se refleja en cada verso.
Desde los primeros compases, el protagonista expone un vaivén emocional que revela la complejidad de sus sentimientos. La letra comienza exponiendo opuestos: "A veces junto', a veces separado", lo cual simboliza el ciclo de acercamiento y distanciamiento típico en muchas relaciones. Estos contrastes establecen un tono melancólico que recorre toda la canción, donde se cuelan momentos de felicidad intercalados con el eco de desilusiones pasadas.
El recurso del recuerdo es particularmente potente; evocar instantes significativos como "Foto' dе la mano, atardecere' еn verano" contrasta fuertemente con el dolor actual que siente el protagonista. Existe una ironía profunda en cómo añora más las peleas que las declaraciones de amor genuinas. Esta elección denota un reconocimiento implícito: a menudo son los conflictos lo que mantienen viva la pasión entre dos personas. Como si el amor no pudiera existir sin su parte desafiante, Quevedo resalta una verdad universal sobre las dinámicas románticas contemporáneas.
Los amigos del protagonista intentan ofrecer consejos racionales para superar esa pérdida; sin embargo, él parece atrapado en su propio laberinto emocional. El lamento llega a su cúspide cuando menciona: "Mi cora te lo llevaste y no lo quieres devolver". Aquí introduce un tema central: la idea de posesión emocional y cómo alguien puede tener nuestro corazón incluso después de haberse ido. Se revela así una vulnerabilidad genuina, dejando claro que las decisiones racionales son complicadas por los recovecos del afecto personal.
El protagonista también toma consciencia del tiempo perdido al mencionar sus intentos por sacar esta canción como sencillo; pero finalmente opta por imaginar la voz de su amada interpretando estos versos. Este aspecto muestra cómo intenta reconciliarse con su realidad al proyectar sus emociones hacia otra dimensión artística. Al preferir esta concepción onírica sobre una conexión tangible, nos adentra en su lucha interna entre dejar ir o aferrarse a los vestigios del pasado.
El uso repetido del estribillo enfatiza estas emociones encontradas; es casi un mantra que palpita con tristeza y anhelo. Al repetir “Tú sabes que te extraño”, Quevedo convierte este sentimiento colectivo en algo profundamente personal e identificable para muchos oyentes.
Adicionalmente, hay ciertas referencias culturales contemporáneas que cuentan historias similares dentro del ámbito urbano latino; este tipo de narrativa afecta fuertemente al público joven actual, creando conexiones tanto emocionales como identitarias respecto a vivencias cotidianas comunes.
Al observar “El Estribillo” desde una perspectiva más amplia dentro del catálogo musical de Quevedo y comparándolo con otras producciones urbanas actuales, se percibe cómo ha sabido plasmar sentimientos universales mediante un lenguaje cotidiano cargado de sinceridad. Esto le da al artista un enfoque fresco ante temas clásicos como el amor y la despedida.
La emotividad cruda conjunta con ritmos urbanos logra crear un formato atractivo para sus seguidores, además contribuye a hacer resonar estas experiencias tan humanas frente a múltiples audiencias. En definitiva, "El Estribillo" utiliza su apela emocional y exploración lírica para transmitir unos sentimientos compartidos por muchos mientras mantiene esa frescura distintiva característica del estilo auténtico de Quevedo.