Sky Hooks and Tartan Paint de Sting

My first day in the shipyard, the gaffer says to me
"I want you to go to the store lad and get a few things, you see?
Now here's a list, can you read lad? Can you read it back to me?
And me and the boys will listen while were having our morning tea"
Now reading was my pride when I left school at fourteen
There wouldn't be no problem here, I'd show them I was keen
But when I starts to reading, they just couldn't hold their mirth
Hugging themselves and spluttering like they was giving birth

"First off a brace of sky hooks and a packet of nail holes neat
And then three cans of tartan paint, and that's my task complete"
The gaffer pats me on the head and sends me on me way
He says, "Don't come back empty handed lad, or I'll have to dock your pay"

So I gets to the store all nervous and the quartermaster's there
I pulls the list out of me pocket and I starts to read all square
Well I hadn't barely finished when the store-man's face turns red
He gives me such an evil look I thought I'd soon be dead

I gets back home that evening and me mother says to me
"How was it son? How was your day? Sit down and have some tea"
I told her of the list I'd read and the trouble I was in
I couldn't go back tomorrow or the gaffer'd have me skinned

Mi primer día en el astillero, el jefe me dice:
"Quiero que vayas a la tienda, chaval, y traigas unas cosas, vale?
Aquí tienes una lista, sabes leer chaval? Puedes leérmela de nuevo?
Y yo y los chicos escucharemos mientras tomamos nuestro té de la mañana".
Leer era mi orgullo cuando dejé la escuela a los catorce.
No iba a haber problema aquí; les mostraría que estaba entusiasmado.
Pero cuando empiezo a leer, no pudieron contener la risa;
Se abrazaban y se ahogaban como si estuviesen dando a luz.

"Primero un par de ganchos para el cielo y un paquete de agujeros para clavos,
Y luego tres latas de pintura a cuadros, y con eso ya he cumplido mi tarea".
El jefe me da una palmadita en la cabeza y me envía por mi camino.
Me dice: "No vuelvas con las manos vacías, chaval; si no, tendré que descontarte del sueldo".

Así que llego a la tienda todo nervioso y allí está el contramaestre.
Saco la lista del bolsillo y empiezo a leer todo torpemente.
Bueno, apenas había terminado cuando la cara del dependiente se vuelve roja.
Me lanza una mirada tan maligna que pensé que iba a morir.

Regreso a casa esa noche y mi madre me dice:
"Cómo te fue hijo? Cómo estuvo tu día? Siéntate y toma un poco de té".
Le conté sobre la lista que había leído y el lío en el que estaba.
No podía volver al día siguiente o el jefe me haría un destrozo.