La canción "Last Kiss" de Oscar Ortiz es una emotiva composición que aborda el dolor y la tristeza de una despedida amorosa. Publicada en el año 2010 como parte del álbum "Speak Now (Big Machine Radio Release Special)", esta pieza musical se sitúa dentro de un contexto de desamor donde el protagonista reflexiona sobre sus sentimientos, recordando momentos felices y asumiendo con resignación la partida de su amada.
Desde los primeros versos, la letra nos sumerge en un mar de nostalgia. El protagonista menciona que "ya solo quedan los lindos momentos", lo cual establece un tono melancólico a lo largo de la canción. Este tipo de evocación y reconocimiento del pasado feliz contrasta con el presente doloroso que vive, evidenciando cómo los recuerdos pueden ser a la vez un refugio y una prisión emocional. La frase "A lo que vengo es que en verdad lamento" subraya no solo el arrepentimiento por no haber valorado adecuadamente la relación, sino también una suerte de autocrítica respecto a su propio papel en el desenlace.
El protagonista se enfrenta a la dura realidad: "Y ahora me toca perder y mirar cómo te vas". Aquí se hace palpable la vulnerabilidad del individuo, quien asume con resignación su incapacidad para retener a quien ama. Al afirmar que “aquí termina la línea del tiempo”, establece límites temporales al sufrimiento, sugiriendo que hay un final inevitable al capítulo compartido. Este sentimiento perdura cuando menciona que aquellos que lo ven sufrir no podrán comprender completamente el dolor oculto tras su exterior apenado.
La letra aborda otros temas recurrentes como el miedo a amar nuevamente: "Ahora es difícil querer con miedo que me cambien". Esto indica cómo las experiencias pasadas han dejado huellas profundas en él, dificultándole abrirse a nuevas oportunidades afectivas. El protagonismo aquí también es significativo; él se convierte tanto en víctima como en autor de su propia historia amorosa, atrapado entre el deseo de recordar esos instantes felices y el temor al futuro.
Una observación interesante son las referencias culturales presentes en frases como “Como Benito, debí tirar más fotitos”, donde evoca quizás cierta nostalgia por los tiempos más simples o felices capturados en imágenes. Este juego ingenioso añade ligereza momentánea a una narrativa dominada por la tristeza; sin embargo, también resalta cuán frágiles pueden ser estas memorias frente a los embates del tiempo y el cambio.
El tono emocional se mantiene constante durante toda la canción: una mezcla equilibrada entre tristeza profunda y aceptación madura. A través del uso del tiempo verbal presente y pasado, Ortiz permite al oyente experimentar junto al protagonista tanto el recuerdo vívido como la cruda realidad actual. La repetición del mensaje completo tanto sobre dejar ir como reconocer lo vivido refuerza ese dilema emocional entre aferrarse al pasado o avanzar hacia lo desconocido.
En términos más amplios, "Last Kiss" puede entenderse como un reflejo del contexto cultural contemporáneo donde muchas personas testimonian rupturas amorosas significativas. Refleja esa lucha interna entre memorias entrañables y las cicatrices emocionales dejadas por relaciones fallidas.
Por último, Oscar Ortiz logra plasmar estas complejidades humanas mediante una melodía suave pero penetrante, posicionándose así como un artista capaz de tocar fibras profundas del alma acompañando sus letras vulnerables con un estilo accesible para cualquier escucha buscadora del sentido tras historias similares vividas. La cancion destaca no solo por sus letras profundas sino también por su resonancia emocional duradera respecto a uno de los tópicos universales perdurables: el amor perdido y las lecciones aprendidas tras cada despedida.