Las horas muertas de Rubén Pozo

La letra de la canción "Las horas muertas" del artista Rubén Pozo es un relato melancólico sobre el paso del tiempo y la soledad que se experimenta en las horas vacías de verano en el vecindario. A través de imágenes descriptivas, Pozo crea una atmósfera nostálgica y reflexiva en torno a la monotonía y la búsqueda de compañía y significado en medio de la rutina diaria.

Desde el principio, se destaca la idea de pasar las horas muertas, revelando un sentimiento de inactividad y falta de estímulo en un entorno conocido. La mención de las discotecas y radios como espacios donde no resuena la canción sugiere un contraste entre la realidad cotidiana y los lugares de diversión socialmente aceptados.

En cada verso, se detallan situaciones cotidianas que marcan el transcurso del día, desde las primeras horas hasta la noche. Se mencionan encuentros triviales, momentos solitarios, ansias por conectar con otros o con el pasado, todo dentro de un marco temporal definido por las horas que parecen perpetuarse sin sentido.

La segunda parte de la canción introduce un componente más sexual o sensual a través del uso de metáforas como "araño tu recuerdo" o "quiero quemarme en el infierno". Estos versos añaden una capa más íntima al tema general de las horas muertas, mostrando un deseo intenso y apasionado que contrasta con la calma aparente del entorno descrito anteriormente.

Además, se incluye una referencia humorística al buscar distracción en internet ("me meto en 'youporn'"), lo cual puede interpretarse como una evasión frente a los pensamientos obsesivos o como una forma moderna de buscar alivio momentáneo.

En cuanto a comparaciones con otras obras del artista Rubén Pozo, esta canción muestra su habilidad para combinar letras tangibles con melodías pegajosas dentro del género pop-rock. También podría asociarse temáticamente con otras composiciones que exploran sentimientos personales profundos e introspectivos.

En resumen, "Las horas muertas" es una canción que captura la sensación común de pasar días vacíos buscando significado y conexión emocional en medio de rutinas repetitivas. A través de observaciones detalladas y emocionales, Rubén Pozo logra transmitir esta experiencia universal con sinceridad e intensidad lírica.

Pasando las horas muertas
en verano en el vecindario
no pasa en las discotecas como en los patios.
La canción de las horas muertas
en verano en el vecindario
no suena en las discotecas ni en las radios.

La una se pone firme
las dos tarifando otra vez
con los tres tristes tigres
quedando a las cuatro a tomar café

A las cinco un chiste fácil,
a las seis, seis, seis.
A las siete me como un saci
y a las ocho no queda nada por comer.

Llegan las nueve lo de siempre,
las diez no me dice nada de interés,
las once me muero por verte
las doce me encuentro yo sólo otra vez.

Pasando las horas muertas
en verano en el vecindario
no pasa en las discotecas como en los patios.

Pasando las horas muertas
en verano en el vecindario
no pasa en las discotecas ni en las radios.

Seguro que salgo a la calle
llevando el niqui con el que me dormí
las manos en los bolsillos
yo sé que va a ser así.

Así araño un par de horas,
como me araña tu recuerdo,
me enciendo sabiéndote sola
me quemo por darte un tiento

Tengo la piel en llamas,
mi mente busca un cuerpo a cuerpo
babeo por una falda,
quiero quemarme en el infierno.

Cojo la guitarra en casa,
me sale esto del tirón,
pienso tal vez me pasé de la raya,
al diablo con todo me meto en "youporn".

Pasando las horas muertas
en verano en el vecindario
no pasa en las discotecas como en mi baño.

Pasando las horas muertas
en verano en el vecindario
no pasa en las discotecas ni en las radios.