Draconis albionensis de Bal-sagoth
Letra de Draconis albionensis
it was a time of change. the descendants of the atlantean mages had fallen
before the new praesidium, and the wolves were baying at the empire's door.
an oppressive new faith was encroaching from the east, and the sylvan liege
had locked tight the gates of his arboreal realm. and so it was that towards
the end of the age of mystery, the last of albion's great dragon lords did
gather for what would be their final
dragon-phalanx rend the sky, albion our gleaming prize,
sentinels of land and sea, guardians of destiny.
(prowling amongst the pecseatan; draconis bipedes, swift and furious beast of battle)
(dragon-runes etched by the firey tongues of the ix legio draconis into the
primordial stone of the great logres drachenstahl cromlech):
the foes of this sceptred isle shall be driven back into the sea
an oath sworn in battle, a vow blessed by steel,
i swear by the dragon's blood in my and the dragon's heart that pumps
it
dragonfyre in the fray, faith and steel shall win the day,
a god to serf and king alike, the adamantine hammer strikes
(devouring the infidel outlanders; draconis nematoda, great winged worm of war)
to victory this world shall be our empire
dragon imperium, throne of the ancient gods, behold the axiom, wyruld-cyninga
it is time we shall rule, and upon our dominion the sun shall never set
i must commit this to the pages of my journal, while it is still vivid in my
not that such a macabre vision could possibly soon be
blissfully forgotten. just before dawn, i awoke from a fantastic and somewhat
horrifying dream in which i traversed a great black cyclopean cityscape,
its towering stygian walls inscribed with some form of outlandish glyphs which
seemed to writhe squamously and alter their shape even as i gazed at them.
a sibilant whispering which seemed at once familiar and yet intrusively alien
compelled me to walk to the edge of a particularly sinister looking edifice
and peer out over its precipitous perimeter. when i did so, i beheld this
world of ours, recognizing vaguely the apparent shapes of the five continents,
yet the entire vista seemed so distant that the whole appeared in its entirety
no larger than a sphere which i could fit snugly into the palm of my hand.
when i turned again to behold the looming obelisks, i found i could then
easily read the previously untranslatable ciphers in the black stone. they
were the words of a great thaumaturgist who had seemingly discovered a
repository of aeons-old lore detailing the sidereal web of the cosmos, with
arcane diagrams pinpointing certain astral portals and places of empyreal
potency, a sort of pangalactic ley-line chart, if you will. indeed, these
star-maps of the ancient cosmographers seemed to take a not insignificant toll
on the author's sanity, as evidenced by the tone of his inscriptions, which
seem to suggest that in discovering this pandora's box of dark elucidation,
his fate was to be inexorably dogged by some nameless and implacable gloom;
Traducción de Draconis albionensis
Letra traducida a Español
Era un tiempo de cambio. Los descendientes de los magos atlantes habían caído ante el nuevo praesidium, y los lobos aullaban a la puerta del imperio. Una nueva fe opresiva se acercaba desde el este, y el señor sylvano había cerrado con llave las puertas de su reino arbóreo. Así fue como, hacia el final de la era del misterio, los últimos grandes señores dragón de Albión se reunieron para lo que sería su final.
La falange dragón rasgó el cielo, Albión nuestro brillante premio, centinelas de tierra y mar, guardianes del destino. (Acechando entre los pecseatan; draconis bipedes, rápidas y furiosas bestias de batalla).
(Runa-dragón grabadas por las lenguas ígneas de la IX legio draconis en la piedra primordial del gran cromlech drachenstahl de Logres): Los enemigos de esta isla ceñida serán empujados nuevamente al mar; un juramento hecho en batalla, una promesa bendecida por el acero; juro por la sangre del dragón en mis venas y el corazón del dragón que bombea.
Fuego-dragon en la refriega, la fe y el acero ganarán el día; un dios para siervo y rey por igual, el martillo adamantino golpea (devorando a los infieles forasteros; draconis nematoda, gran gusano alado de guerra).
Hacia la victoria este mundo será nuestro imperio; dragon imperium, trono de los antiguos dioses, contemplad el axioma wyruld-cyninga. Es hora de que gobernemos, y sobre nuestro dominio nunca se pondrá el sol.
Debo consignar esto en las páginas de mi diario mientras aún está vívido en mi memoria; no es que tal visión macabra pueda ser olvidada tan pronto. Justo antes del amanecer, desperté de un sueño fantástico y algo horripilante en el que atravesaba una gran ciudad cíclope negra, con sus imponentes muros estigios inscritos con algún tipo de glifos extravagantes que parecían retorcerse escamosamente y alterar su forma incluso mientras los contemplaba. Un susurro sibilante que parecía familiar y a la vez intrusivamente extraño me obligó a acercarme al borde de un edificio particularmente siniestro y asomarme sobre su precipitado perímetro. Cuando lo hice, vi este mundo nuestro, reconociendo vagamente las formas aparentes de los cinco continentes; sin embargo, toda la vista parecía tan distante que todo junto no era mayor que una esfera que podría encajar cómodamente en la palma de mi mano.
Cuando volví a mirar los obeliscos amenazantes, descubrí que podía leer fácilmente los cifrados previamente ininteligibles en la piedra negra. Eran las palabras de un gran taumaturgo que aparentemente había descubierto un repositorio de saberes ancestrales detallando la red sideral del cosmos, con diagramas arcanos localizando ciertos portales astrales y lugares de potencia empírea: una especie de mapa ley pangaláctico, si se quiere. De hecho, estos mapas estelares de los antiguos cosmógrafos parecían tener un coste nada despreciable sobre la cordura del autor, como evidencian el tono de sus inscripciones; estas parecen sugerir que al descubrir esta caja de Pandora llena de oscura elucidación su destino fue ser inexorablemente perseguido por una tristeza sin nombre e implacable.
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