Beto de Ignacio Copani

La canción "Beto" interpretada por Ignacio Copani es una oda a la magia y al poder transformador del talento artístico. A través de la letra, Copani nos sumerge en un mundo de sueños y admiración hacia figuras icónicas como Merlín, Houdini y Copperfield, comparando su habilidad en sus respectivas áreas con la genialidad futbolística de Beto Alonso.

El protagonista de la canción recuerda con nostalgia y reverencia a un joven prodigio que desafiaba lo establecido y pintaba un nuevo panorama con cada zurdazo que daba. La imagen de un Beto Alonso como figura central, dotada de destreza y carisma, resalta la influencia que una persona puede tener en quienes lo rodean, inspirando admiración y devoción casi religiosa.

A través de versos emotivos, Copani explora su infancia marcada por la presencia del ídolo futbolístico, destacando cómo este jugador era capaz no solo de dejar sin voz a los espectadores con sus hazañas en el campo, sino también de generar esperanza y alegría en quienes creían en él. La letra revela una conexión personal profunda entre el protagonista y el héroe deportivo, transmitiendo una fe inquebrantable en su capacidad para desafiar las expectativas.

El tono nostálgico se ve reforzado por el recitado introspectivo sobre la creencia en aquellos que pueden crear felicidad a través de simples gestos o actos. Se resalta así la importancia de mantener viva la ilusión y el asombro en un mundo que muchas veces parece carente de magia.

La música acompaña este viaje emocional a través de acordes melódicos que reflejan tanto el encanto como la pasión expresados en la letra. Con una instrumentación sutil pero evocadora, se crea un ambiente íntimo que invita a reflexionar sobre el impacto positivo que pueden tener las figuras inspiradoras en nuestras vidas.

En conclusión, "Beto" es mucho más que una simple canción sobre fútbol. Es un himno al poder transformador del talento, al impacto duradero que pueden tener las personas excepcionales en nuestros corazones y a la importancia de mantener viva la fe en lo extraordinario incluso cuando todo parezca gris. A través de esta composición poética, Ignacio Copani logra conmover e inspirar al oyente a creer en la magia cotidiana que nos rodea.

A mi siempre me deslumbró la magia.
Lo que daría por aparecer como Merlín
Lo que daría por escapar como Houdini
Lo que daría por volar como Copperfield
O por jugar como el Beto Alonso.
No me lo contaron, yo lo vi:
había un muchacho que en los pies
tenía pinceles y cuando era todo gris
él pintó a zurdazo limpio un antes y un después.
No me lo contaron, yo lo vi:
era un pibe la primera vez
con los Polvorines en la punta del botín
y en la banda de su espalda un gran número diez.
Cuántas veces me dejó sin voz
y no piensen que esto es una falta de respeto
si les digo y les repito que después de Dios,
cuando era chiquito yo creía en el Beto.
Recitado……..
Cómo no creer en los fabricantes de sonrisas.
Cómo no creer en quien consigue que los planetas
en lugar de describir órbitas… den vueltas olímpicas.
No me lo contaron, yo lo vi:
yo lo vi de cerca y desde lejos,
sacando de la galera luces y conejos
mientras de la mano de mi viejo era feliz.
No me lo contaron, yo lo vi:
Y entre sueños aún lo vuelvo a ver,
gambeteando a todos y pasándomela a mi,
que a pesar de ser tan tronco, ahí rompo la red.
Cuántas veces me dejó sin voz
y no piensen que esto es una falta de respeto
si les digo y les repito que después de Dios,
cuando era chiquito yo creía en el Beto.
Como todavía creo hoy
cuando algunos creen que no hay que creer en nada.
Creo en los que logran que aun gire la ilusión
y la magia gane por goleada… con una pelota anaranjada.