Gracias de Ignacio Copani

La canción "Gracias" es una oda emocional y apasionada a la pasión por el fútbol, específicamente en honor al equipo argentino River Plate. El artista Ignacio Copani expresa su gratitud hacia distintos elementos de la vida que han moldeado su amor incondicional por el fútbol y su equipo querido. La letra está impregnada de nostalgia, devoción y orgullo por pertenecer a una comunidad apasionada.

Copani comienza agradeciendo al cielo que ilumina a su Argentina, lo cual simboliza un sentimiento de patriotismo y admiración por los colores y la esencia de su tierra natal. A través de referencias a figuras emblemáticas del club como el Beto Alonso, Ramón Díaz y Enzo Francescoli, el cantautor evoca momentos icónicos e históricos que han marcado la historia y la identidad del Club Atlético River Plate.

La repetición del término "gracias viejo por hacerme gallina" adquiere un tono nostálgico y emotivo, donde la palabra "gallina", asociada comúnmente con el miedo o cobardía en el mundo del fútbol, se convierte en un símbolo de unidad, pasión y lealtad inquebrantable hacia los colores del equipo. Copani destaca cómo esta identificación con River Plate ha moldeado su vida desde la infancia hasta la adultez.

El artista reconoce con profunda gratitud a los hinchas que comparten su misma devoción, transformando un sentimiento individual en una conexión colectiva basada en el amor compartido por el equipo. Asimismo, agradece a su familia y seres queridos por acompañarlo en esta travesía llena de emociones intensas ligadas al fútbol.

Al final de la canción, Ignacio Copani expresa su firme convicción de permanecer fiel a sus colores incluso en los momentos más difíciles. La frase "Gracias al cielo y a la virgen si existe" refleja una fe inquebrantable y una actitud optimista ante las situaciones adversas.

En conclusión, "Gracias" es mucho más que una simple canción sobre fútbol; es un homenaje sincero a las raíces, tradiciones y pasiones que forman parte intrínseca de la identidad cultural argentina. Ignacio Copani logra capturar con maestría el espíritu indomable de los amantes del deporte más popular en Argentina e inmortaliza esta ferviente devoción en forma de música.

Por desgracia no dispongo datos adicionales para completar este analisis.

Gracias al cielo que alumbra a mi Argentina
para que cada día florezca un poco más.
Gracias al vuelo del canto y la poesía
para que todavía uno se ponga a soñar.
Y gracias viejo por hacerme gallina.
De chiquito me ofendía ese apodo de animal.
Y gracias viejo por hacerme gallina…
Las plumas son más lindas que la bosta de animal.
Gracias al Beto por tantas alegrías
y al gol que Ramón Díaz grabó en mi corazón.
Gracias al Enzo y a Antonio que corría,
lloraba y se reía cuando triunfó en Japón.
Y gracias viejo por hacerme gallina
con huevos y sonrisas yo me enfrento al pelotón
Y gracias viejo por hacerme gallina.
La locura no termina y la pasión no descendió.
Gracias a todos los hinchas que se arriman
por más que asuste el O la cosa venga mal.
Gracias a todos los locos que se enciman
abajo o en la cima sobre el gran monumental.
Y gracias viejo por hacerme gallina
porque a esta cancha mía nadie la puede igualar.
Y gracias viejo por hacerme gallina,
con gripe o con angina yo no dejo de alentar.
Gracias de veras a toda la familia
Al nono y a las tí Gracias a mi mujer.
Gracias mis nenas, y mil gracias mamita
que sufren, cantan, gritan, cuando juega River Plate
Y gracias viejo por hacerme gallina,
mi gente sigue unida por la banda del amor.
Y gracias viejo por hacerme gallina,
te juro que en la vida yo no cambio de color.
Gracias al cielo y a la virgen si existe
porque sería tan triste vivir sin ilusión
y yo la tengo desde que era bien pibe
y en los días más terribles juro que se me agrandó.
Y gracias viejo por hacerme de River
porque mi alma revive al compás de cada gol
Y gracias viejo por hacerme de River,
mi corazón lo sigue haya frío, lluvia o sol.
Y gracias viejo por hacerme gallina,
de chiquito me ofendía ese apodo tan vulgar.
Y gracias viejo por hacerme gallina,
lo seré toda la vida y nadie lo podrá