Budapest de Jethro Tull

I think she was a middle-distance
(the translation wasn't clear).
could be a budding stately hero.
international competition in a year.
she was a good enough reason for a
(well, you couldn't keep up on a hard track mile)
while she ran a perfect circle.
and she wore a perfect smile
in hot night in budapest.
We had to cozzy up in the old
dusting off the mandolins and checking on the gear.
she was helping out at the
stopping hearts and chilling beer.
yes, and her legs went on for ever.
like staring up at infinity
through a wisp of cotton panty
along a skin of satin sea.
hot night in budapest.
You could cut the heat, peel it back with the wrong side of a knife.
feel it blowing from the sidefills. feel like you were playing for your life
(if not the money).
hot night in budapest.
She bent down to fill the ice box
and stuffed some more warm white wine in
like some weird unearthly vision
wearing only t-shirt, pants and skin.
you know, it rippled, just a hint of muscle.
but the boys and me were heading west
so we left her to the late crew
and a hot night in budapest.
it was a hot night in budapest.
She didn't speak much Inglés-English
(she didn't speak much anyway).
she wouldn't make love, but she could make good sandwich
and she poured sweet wine before we played.
Hey, budapest, cha, cha, cha. let's watch her now.
I thought i saw her at the late night restaurant.
she would have sent blue shivers down the wall.
but she didn't grace our table.
in fact, she wasn't there at all.
yes, and her legs went on forever.
like staring up at infinity.
her heart was spinning to the west-lands
and she didn't care to be
that night in budapest.
hot night in budapest.

Creo que ella era una corredora de media distancia (la traducción no estaba clara). Podría ser una heroína emergente. Competencia internacional en un año. Era una razón lo suficientemente buena para un (bueno, no podrías seguir el ritmo en una milla dura) mientras corría un círculo perfecto. Y lucía una sonrisa perfecta en aquella noche calurosa de Budapest. Tuvimos que acurrucarnos en el viejo lugar, desempolvando las mandolinas y revisando el equipo. Ella ayudaba a detener corazones y enfriar cerveza. Sí, y sus piernas se extendían para siempre. Como miradas al infinito a través de una brisa de algodón a lo largo de una piel de mar de satén. Noche calurosa en Budapest. Se podía cortar el calor, pelarlo con el lado equivocado de un cuchillo. Sentías que soplaba desde los laterales, como si estuvieses jugando por tu vida (si no era por el dinero). Noche calurosa en Budapest. Se agachó para llenar la hielera y metió más vino blanco caliente como si fuese alguna visión extraña y sobrenatural, vestida solo con camiseta, pantalones y piel. Sabes, se notaba apenas un atisbo de músculo. Pero los chicos y yo nos dirigíamos hacia el oeste, así que la dejamos con el equipo nocturno y una noche calurosa en Budapest. Era una noche calurosa en Budapest. No hablaba mucho inglés (ni siquiera hablaba mucho). No hacía el amor, pero sabía hacer buenos bocadillos y servía vino dulce antes de que tocáramos. Eh, Budapest, cha, cha, cha. Veamos qué hace ahora. Pensé que la vi en el restaurante nocturno. Nos habría enviado escalofríos azules por la pared, pero no elegía nuestra mesa; de hecho, no estaba allí en absoluto. Sí, y sus piernas se extendían para siempre. Como mirar hacia arriba al infinito. Su corazón giraba hacia las tierras del oeste y no le importaba serlo esa noche en Budapest.

Noche calurosa en Budapest.