La canción "El Gordo" de Marilina Bertoldi, incluida en su álbum "Para quién trabajas Vol. I", se presenta como una impactante reflexión sobre la autocrítica, la aceptación y el rechazo social. Este tema es especialmente relevante para muchas personas que enfrentan la presión de encajar en unos estándares de belleza y comportamiento impuestos por la sociedad.
La letra comienza con una repetición enfática: “Van a despertar al gordo”, lo que sugiere una inminente confrontación o revelación. Esta idea resuena fuertemente en un contexto donde las cuestiones del cuerpo y la autoimagen son todavía tabúes a pesar de los avances en la aceptación de la diversidad corporal. De manera implícita, Bertoldi parece cuestionar qué sucede cuando se derriban las expectativas sociales. El “gordo”, puede interpretarse no solo como un símbolo del cuerpo físico, sino también como una representación emocional cargada de vulnerabilidad.
A lo largo de la canción, el protagonismo narra cómo es tratado: “Me tratas como un ogro”, lo que refleja un sentimiento profundo de desprecio y ostracismo. Aquí se manifiesta una lucha interna entre aceptar su propia identidad y luchar contra el juicio ajeno, algo con lo cual muchos pueden identificarse. Al mencionar que poco a poco se quiebra, hay una evocación palpable del dolor emocional asociado con el rechazo y el menosprecio, poniendo al público en contacto con las emociones más crudas relacionadas con estos temas.
La repetición casi obsesiva del imperativo “Cierren el orto” sirve como un grito de guerra contra los críticos; es una respuesta desafiante que busca frenar esos comentarios destructivos. Este enfoque directo desafía las normas sociales sobre cómo comportarse ante un juicio negativo, mostrando valentía en medio de un entorno hostil. También revela una necesidad urgente por crear espacios seguros donde cada uno sea aceptado tal y como es.
Bertoldi hace uso del tono irónico al manifestar preocupación por lo que van a hacer quienes despertarán al “gordo”. Acaso temen perder el control? Esta ironía invita al oyente a cuestionar los propios miedos e inseguridades ante situaciones similares; reflejando así una distorsionada maravilla sobre cómo algunas personas intentan manejar su percepción ajena.
En términos emocionales, la canción avanza desde la angustia hacia momentos más liberadores, donde se aprecia finalmente un deseo de afirmación personal a pesar del dolor infligido por otros. La letra expresa tanto temor como desafío pero sin dejar de lado esa luz atenuada que surge cuando se permite ser uno mismo frente a los demás.
Además, esta obra está contextualizada dentro del panorama musical argentino contemporáneo, destacando tendencias actuales donde las artistas exploran sin tapujos sus vivencias personales y colectivas desde perspectivas feministas y autocríticas. Marilina Bertoldi no solo suma su voz a esta corriente sino que ofrece su singular estilo rockero para abordar cuestiones complejas sobre identidad y autoestima. 
En conclusión, “El Gordo” no solo plantea interrogantes sobre cómo lidiamos con nuestro ser interno versus las exigencias externas; sino también denuncia los ciclos viciosos del odio propio alimentados por el juicio social. Es un himno potente para aquellos que buscan romper cadenas invisibles y reconocer su valor innato incluso ante adversidades exacerbadas por otros. Este tipo de lírica resuena profundamente porque toca fibras sensibles mientras lanza puentes hacia espacios más inclusivos donde cada individuo pueda hallar aceptación genuina sin vergüenzas ni miedo al rechazo.